Jurisprudencia sobre gestión oficiosa. Podemos distinguir en gestión expresa y gestión oficiosa. La gestión expresa puede ser mediante un poder notarial o carta poder simple. La gestión oficiosa consiste en la acción de un tercero a favor de una persona, ausente o impedida, por autorización expresa de la ley. Algunas leyes como las de procedimiento administrativo prohiben la gestión oficiosa expresamente. Otras legislaciones como las de materia familiar permiten algunas acciones legales de un tercero, para proteger los derechos de una persona.
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Registro digital: 202131
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Novena Época
Materias(s): Común
Tesis: I.4o.A.26 K
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo III, Junio de 1996, página 865
Tipo: Aislada
LEGITIMACION PARA COMPARECER A JUICIO. DEBE CONTARSE CON ELLA AL MOMENTO DE EJERCER LA ACCION.
El ejercicio de una acción debe realizarse por quien tenga legitimación para comparecer a juicio o al recurso, bien sea que lo haga por propio derecho o por conducto de apoderado, cuando la representación no existe en el momento de ejercer el derecho, la parte que lo hace carece de legitimación para hacerlo, y es inexacto que ésta sea subsanable con un poder otorgado con posterioridad a la acción intentada; pues admitirlo así sería tanto como permitir la gestión oficiosa, la que sólo está autorizada en el sistema jurídico mexicano en los casos expresamente previstos por el legislador.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo en revisión 324/96. Quan, S.A. de C.V. 10 de abril de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Hilario Bárcenas Chávez. Secretaria: Silvia Martínez Saavedra.
¿QUÉ ES LA GESTIÓN DE NEGOCIOS?
La gestión de negocios consiste en que una persona sin mandato y sin estar obligado a ello se encarga de un asunto de otro, que está ausente o imposibilitado de atenderlo, deberá hacerlo conforme a los intereses del
dueño del negocio, si los conoce, o según su voluntad presunta, tomando en cuenta siempre lo que sea más conveniente a la naturaleza del asunto.
Nadie debe inmiscuirse en los asuntos de otro, pero en los casos de que a éste, por estar impedido o ausente, se le puede causar algún perjuicio o privar de un beneficio notorio, se autoriza que un tercero intervenga en sus asuntos, para obrar en los términos del párrafo anterior, sólo que estará obligado a dar aviso al dueño.